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• Cuba

BACTIVEC® Y GRISELESF®, Biolarvicidas para el control de mosquitos
¿Qué problemas solucionan?

Uno de los principales problemas que enfrenta el control de vectores de enfermedades tropicales en el mundo es que por el uso indiscriminado de insecticidas químicos, cada vez es mayor la aparición de vectores resistentes a los mismos. En 1992, la Organización Mundial de la Salud reportó la presencia de resistencia a productos insecticidas químicos en 56 especies de Anopheles. De ellas, 54 eran resistentes al DDT, 28 a insecticidas órgano fosforados y 19 a insecticidas elaborados a partir de carbamatos y piretroides.

Por otra parte, el uso de los productos químicos, además de resultar ya ineficaces en muchos programas de control de vectores de las enfermedades antes mencionadas, ha sido tan irracional y excesivo que ha traído como resultado una alta toxicidad para los humanos y una alta persistencia en el medio ambiente, con acumulación incluso de algunos de ellos en grasas de animales y personas.

Por estas razones, desde hace más de 3 décadas, la Organización Mundial de la Salud y sus Oficinas Regionales han unido esfuerzos en busca de otras alternativas para el control de vectores, sobre todo en las regiones tropicales y subtropicales del mundo, donde enfermedades como la malaria, filariasis humana, dengue y otras arbovirosis afectan anualmente a más de 500 millones de personas (Priest, 1992).

En Cuba, como alternativa biológica para el control de larvas de mosquitos de importancia higiénico-epidemiológica, se realizaron los estudios iniciales de los ingredientes activos de los biolarvicidas BACTIVEC® y GRISELESF® por la Academia de Ciencias de Cuba. Los estudios posteriormente fueron continuados por los mismos especialistas en los Centros de Investigaciones de Cuba: Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología y el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”, pertenecientes al Ministerio de Salud Pública. Estos estudios de innovación tecnológica llevaron a la producción a escala industrial en los Laboratorios Biológicos Farmacéuticos, LABIOFAM.




La Unidad Nacional de Vigilancia y Lucha Antivectorial del Vice Ministerio de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de Cuba integró estos productos en los Programas de Vigilancia y Lucha Antivectorial en 1995. A partir de ese año se utilizan en todo el país, a través de las Unidades Municipales de Vigilancia y Lucha Antivectorial para el combate de los mosquitos vectores del dengue, la encefalitis, la filariasis humana y la malaria, además de utilizarse también en la lucha contra otras especies que causan molestias al turismo.