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Los Bio-distritos territoriales para potenciar la producción de alimentos biológicos
Qué problema permite resolver

El Bio-distrito territorial es una solución innovadora que se enmarca en los objetivos acordados en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), celebrada en Río de Janeiro en 1992 y, en particular, en el Plan de Acción de la Agenda 21, que orienta las políticas de los diferentes países hacia un desarrollo sostenible, dando un papel central a las autoridades locales. El Bio-distrito también se enmarca en la Declaración de Nyéléni, Sélingué (Mali 2007) que declaró la Soberanía Alimentaria como derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y respetuosa del medio ambiente, y el derecho de los pueblos a decidir sobre su propio sistema alimentar y productivo.
 
Promover la cultura del biológico y el enfoque territorial como parte de estos compromisos de la comunidad internacional significa contribuir a un desarrollo atento a la conservación de los recursos, al respeto del medio ambiente, a la valorización de las diferencias locales y, por lo tanto, a la calidad de la vida. En particular, los Bio-distritos permiten promover el modelo biológico en el marco de un desarrollo rural ético, justo y solidario, valorizando los productos naturales y típicos junto a su territorio de origen, contribuyendo a un desarrollo económico y turístico basado en el respeto y la valorización de los recursos locales.
 
Las estrategias de la producción biológica están cambiando y hoy en día no se orientan simplemente a la reconversión en clave eco-sostenible de las empresas individuales, sino más bien de los territorios en su conjunto, cuando estén interesados en la perspectiva de un desarrollo ecológico. Un Bio-distrito se propone entonces como un modelo global capaz de dar respuestas concretas a la demanda social de una mejor calidad medioambiental, a los territorios rurales siempre menos pobladas, a las crisis financieras perennes, a las emergencias climáticas, promoviendo innovación en las investigaciones, en los estándar de producción, en los canales de distribución y también en el campo de la certificación.
 
Los retos que los Bio-distritos permiten enfrentar se pueden resumir en seis temáticas principales:

  • Mix Farming, o sea una agricultura que integre la producción vegetal con la cría de animales y las nuevas fronteras de la sostenibilidad (energía, agua, biodiversidad, calidad de vida y de trabajo). Este desafío no siempre se puede enfrentar a nivel de una empresa, especialmente donde las granjas se caracterizan por una extensión reducida. Por esto es conveniente promover proyectos territoriales y asociativos como los Bio-distritos.
  • Acceso a la tierra, cada vez más difícil para aquellos que no cuentan con considerables recursos económicos y, en particular, para los jóvenes que deseen convertirse en agricultores. En los Bio-distritos se promueve un verdadero renacimiento agrícola que marca una ruptura con el pasado, que identifica el biológico como un modelo de referencia para el conjunto de la agricultura, capaz de revitalizar, por ejemplo, las tierras públicas y las tierras sin cultivo, restituyendo dignidad y rentabilidad al trabajo agrícola.
  • Relaciones más equitativas en la cadena, creando nuevas relaciones directas entre productores y consumidores, adoptando modelos alternativos de distribución como la cadena corta y los grupos de comercio solidario, e instando a la administración pública a incrementar las compras verdes para comedores escolares, hospitales y otros servicios públicos del territorio.
  • Soberanía alimentaria, reconociendo a las comunidades locales el derecho a decidir qué y cómo producir. En los Bio-distritos se promueven periódicamente foros públicos donde los agricultores, los otros operadores económicos, los administradores públicos y la población comparten, con la misma dignidad y poder de decisión, la forma de satisfacer sus necesidades alimentarias.
  • La simplificación del sistema de control y certificación de productos biológicos, para volverlo menos burocrático, más eficaz y que contemple procesos inclusivos, como la certificación de grupo y los sistemas de garantía participativos. En los Bio-distritos la alta concentración de granjas orgánicas hace que el control sea más ágil, y con frecuencia toda la comunidad ayuda a controlar y garantizar la correcta aplicación del método de producción por parte del operador agrícola. El operador de la finca a su vez es mucho más capacitado, y sobre todo motivado por el reconocimiento público de la importante función social que desempeña en la comunidad.
  • La comunicación sobre el biológico, también tiene que ser a cadena corta, acercando autores y destinatarios del mensaje, para poder transmitir con mayor eficacia los valores del bio: alimentar, ético, social y ambiental. La agricultura biológica es buena para los productores, para los consumidores, para la sociedad y para el medio ambiente.
 
Otro aspecto cualitativo de especial importancia es el trabajo realizado por AIAB y por los Bio-distritos en el ámbito de la agricultura social, apoyando a las cooperativas y las empresas que, además de producir bienes agro alimentares, desarrollan una actividad social de inserción laboral o de recuperación terapéutica de personas con problemas. La Agricultura Social no es todavía codificada y reconocida a nivel nacional, europeo e internacional. Sin embargo, el término se refiere a todas aquellas prácticas que utilizan la agricultura y el medio rural para generar beneficios inclusivos y promover el desarrollo social y laboral de las personas desfavorecidas y en riesgo de exclusión. La Agricultura Social también ofrece servicios a las personas y comunidades consideradas frágiles, para generar desarrollo en los territorios y para hacer frente a la crisis de las formas corrientes y centralizadas de welfare.
 
A pesar del interés de tantos y diferentes actores privados, sociales e institucionales, la Agricultura Social registra sin embargo el gran riesgo de no lograr crear el impacto esperado, debido a las dificultades que se encuentran en la creación de nuevas empresas sociales y agrícolas y en el crecimiento y consolidación de las experiencias en curso. Estas prácticas requieren, de hecho, una multiplicidad de capacidades técnicas y una estrecha cooperación entre actores y políticas que generalmente operan con modalidades estrictamente separadas (Agricultura, Salud, Políticas Sociales, Trabajo, Educación, Justicia). En este contexto, el Bio-distrito representa un laboratorio que permite experimentar en los territorios nuevas formas integradas de agricultura social.
 
De particular importancia, en este ámbito, son los resultados obtenidos por el Programa nacional de desarrollo y promoción de las bio granjas sociales. Este programa ha permitido realizar en Italia un censo de las empresas de agricultura biológica y social (221 en 2010) y promover la creación de una Red nacional de granjas biológicas sociales, para facilitar los intercambios y las iniciativas conjuntas que permiten potenciar las actividades de inclusión social y laboral.
 
En 2013, se activará en Italia una Ventanilla informativa para promover, asesorar y formular proyectos de Agricultura Social, en el marco del proyecto europeo Leonardo da Vinci MAIE - Multifunctional Agricolture in Europe, que asocia AIAB y otros partner europeos para la realización de Centros Nacionales de Saberes sobre la Agricultura Social y un Centro Transnacional que operara on-line.